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Reseña sobre los descubrimientos en la Nueva Medicina Germánica
del
Dr. Ryke Geerd Hamer
El Dr. Ryke Geerd Hamer, antaño afiliado con las universidades de Munich y de Tubinga, en Alemania, estableció la Nueva Medicina Germánica tras intensa investigación y trabajo terapéutico comenzados alrededor de 1979. La Nueva Medicina Germánica es un grupo de descubrimientos y principios que establecen sólidamente la naturaleza de la enfermedad sobre la base de principios biológicos universales y la interacción de los tres niveles que se interconectan para formar al organismo: la psique, el cerebro y los órganos. En la Nueva Medicina Germánica, las enfermedades tienen pleno sentido biológico y no son errores de la naturaleza. De hecho, hoy en día podemos categorizar la mayoría de las enfermedades conocidas por la medicina como pares de eventos. Estos pares en realidad constituyen programas de la naturaleza que vinculan hechos psicológicos con ocurrencias biológicas. Los programas han sido diseñados por la naturaleza para ayudar a un individuo a sobrellevar un desafío y/o como mecanismo de selección para el grupo.
El Dr. Hamer se dio cuenta de que su propio cáncer, así como la muerte de su mujer tenían que estar conectados con el trágico baleo y ulterior muerte de su hijo Dirk. Como médico, investigador científico, y jefe de medicina interna en una clínica oncológica en Munich, le fuel posible al Dr. Hamer llegar a la conclusión de que un hecho físico puede producir un choque conflictivo biológico con una manifestación física visible en el cerebro y generando cambios en parámetros físicos-nerviosos conducentes a crecimientos, ulceraciones o necrosis cancerosas, así como cambios funcionales en órganos específicos del cuerpo.
Después de más de veinte años de investigación y terapia con más de 31.000 pacientes, el Dr. Hamer estableció en forma lógica y empírica como es que el shock conflictivo biológico causa una fase fría de crecimiento o necrosis y cómo, si se resuelve el conflicto, el proceso canceroso o necrótico se invierte para reparar los daños y permitir al individuo la vuelta a la salud.
La enfermedad, o programa pleno de sentido de la naturaleza, (como prefiere llamarle el Dr. Hamer), se divide en cinco eventos biológicos susceptibles de ser observados y cuantificados o medidos, y que forman parte de un sistema que permite predecir eventos (más allá de lo meramente probable estadísticamente) y calcular el desarrollo de las condiciones.
Un shock conflictivo biológico, llamado DHS (síndrome de Dirk Hamer, en honor a su hijo), causa el aparecer de un foco de actividad en el cerebro, llamado FH (foco de Hamer). Este conjunto de anillos concéntricos que se pueden observar en una tomografía computerizada (TAC o escáner) se centra en un punto preciso del cerebro. La localización de este foco depende de la naturaleza del shock o choque conflictivo y del contenido de tal. Tan pronto aparece el FH, el órgano controlado por ese foco central sufre una transformación funcional. Esta transformación puede manifestarse como un crecimiento, como pérdida de tejido o como reducción o pérdida de función.
El Dr. Hamer también descubrió que el programa que comienza a funcionar después de un shock conflictivo depende de la capa germinal y cerebral que se ve afectada, lo cual puede comprenderse desde un punto de vista evolutivo. El sistema tiene sentido desde un punto de vista filogenético tanto como del ontogénico. Él prefiere mantener la teoría al mínimo y fundamentar sus conclusiones y observaciones en evidencia sólida. Por lo tanto en este resumen nos referiremos a la ontogénesis.
Para el humano así como para los mamíferos en general, los conflictos más antiguos conducen a crecimientos cancerosos: tumores. La resolución de estos conflictos lleva a una destrucción del tumor y recuperación de la salud. El cerebro antiguo controla los órganos del endodermo, la capa germinal más interna de nuestro cuerpo. Esta es la primera capa que aparece en el desarrollo de un embrión, luego esta se ve cubierta del mesodermo y últimamente por el ectodermo; lo que toma días en la evolución del embrión representa millones de años en la evolución filogenética.
Todas las enfermedades comienzan por una fase fría, en la cual predomina la actividad del sistema nervioso parasimpático, el contenido del shock es una preocupación constante, las noches parecen largas, las extremidades están frías y al mismo tiempo la lesión orgánica crece. Para el tronco cerebral (cerebro antiguo-controlador de los órganos del endodermo), un tumor crece. Si y cuando hay resolución del conflicto, o lisis conflictiva (CL), el proceso se reversará. El FH en el cerebro empieza a sanar y así también sucede con el órgano. Como todo médico sabe, la curación está acompañada de hinchazón o enema. La hinchazón que se manifiesta alrededor del foco y los anillos en el cerebro se hacen visibles en rayos X o en las TAC y generalmente reciben la falsa diagnosis de tumores cerebrales. El Dr. Hamer ha establecido sólidamente que los tumores cerebrales en un sentido tradicional no existen. Todos los así llamados tumores cerebrales son FH-s en estado de edema, con la hinchazón manteniéndose hasta que termina de curarse el tejido. Después de esto el edema se reabsorbe y la curación se completa. Los nódulos edematosos en el cerebro son concentraciones gliales y neuro-gliales – son utilizadas por el organismo para reparar tejido nervioso tanto en el cerebro como en otras partes del organismo. Cuando la curación se ha terminado, luego de la crisis de curación, el nódulo de hinchazón es exprimido; el exceso de líquido en el cuerpo se elimina a través de una fase diurética y la salud normal vuelve a regir.
La fase cálida es la fase de curación de la enfermedad, que identificamos como enfermedad infecciosa. Durante esta etapa los cambios de la primera fase son invertidos o reversados. Los cánceres se destruyen o encapsulan (se destruyen si los microbios necesarios para caseinizar los tumores existen en el organismo). Las necrosis o úlceras se vuelven a rellenar. Estas reparaciones de úlceras o necrosis suelen falsamente diagnosticarse como crecimientos o tumores malignos acelerados. No puede esa aseveración distar más de la verdad, afirma el Dr. Hamer, tras de muchos miles de casos exitosos de curación para pacientes terminalmente enfermos.
El cerebelo y la médula controlan el mesodermo. Los órganos controlados por la médula muestran tumores, crecimientos: multiplicación celular en la fase de conflicto activo, y de la misma forma que en el caso del endodermo, destrucción del tumor en la etapa de recuperación. Los órganos mesodérmicos controlados por la médula cerebral manifiestan úlceras y necrosis en la fase de conflicto activo, y multiplicación celular durante la recuperación. Todos los tejidos y órganos del ectodermo, controlados por la corteza cerebral, la última de las capas germinales en la ontogénesis y la filogénesis, manifiestan úlceras o pérdidas de función durante la fase de conflicto activo. La resolución trae consigo la reparación de los tejidos y la recuperación de función.
Observando las enfermedades de las distintas capas germinales en forma separada, el Dr. Hamer estableció que era obvio que había allí un significado o sentido biológico. Se dio cuenta que las “enfermedades” no eran errores o equivocaciones de la naturaleza que uno debe combatir, pero eventos con pleno sentido que servían para restablecer el equilibrio.
El shock conflictivo biológico existe en todo el reino animal pero tiene un significado especial para los humanos. Los conflictos del endodermo, la primera y más primitiva de las capas germinales, proceden de las funciones básicas de supervivencia, alimentación y reproducción. Si el ser experimenta un choque conflictivo, esto en general tiene que ver con un hecho simple; pudiera ser un trozo de comida demasiado grande para ser tragado, una obstrucción en el intestino o una herida que hace peligrar la supervivencia o reproducción. Los tipos de tumores que se desarrollan en general aumentan la capacidad del organismo para copar con la dicha crisis dentro de un marco de tiempo determinado. Si la crisis no se resuelve, muchas veces muere el individuo como resultado de los cambios precipitados por el crecimiento o tumor (incremento de producción hormonal, incremento en actividad digestiva, incremento en el grosor o resistencia de un tejido, etc.) Si la crisis se resuelve, hay curación y tanto el tejido como el órgano a menudo se hacen más fuertes que antes.
Para los humanos estos mismos conflictos son mediados por el lenguaje y por sistemas simbólicos; los conflictos de tragar: como por ejemplo “no me puedo tragar esto, no lo puedo aceptar”, conflicto de incapacidad de obtener sustento, de rabia descontrolada, pérdida de territorio: por ejemplo despido en el trabajo, separación de un niño, compañero(a), etc. Todos estos son conflictos que tienen sus análogos naturales, pero con la mediación de los sistemas simbólicos humanos son transpuestos a términos humanos. El conflicto de shock biológico no es una abstracción Freudiana, es un conflicto de la vida real, hiperagudo, traumático y que en general lo hace a uno sentirse aislado (no es fácil discutirlo o comentarlo con otros). A la vez, el conflicto nos pilla desprevenidos, no nos deja tiempo para prepararnos (a veces bastarían unos segundos para evitar la formación de un FH e inicio de un programa orgánico, como por ejemplo en la muerte inesperada de un ser querido). En forma típica, las noticias fatales o aterrantes producen este tipo de shock. De allí la triste característica auto-validante de la diagnosis del cáncer. El paciente le presenta al doctor una serie de síntomas y termina recibiendo un pronóstico de cáncer. El paciente inmediatamente desarrolla otro FH en el cerebro como consecuencia de su temor a la muerte. Esto se manifiesta en general como un cáncer de los pulmones. El segundo cáncer (el primero llevó a la diagnosis y el segundo es ocasionado por el miedo) es interpretado como metástasis. Si el primer cáncer ya estaba en remisión y por lo tanto acompañado del típico nódulo cerebral, falsamente diagnosticado como tumor cerebral, al paciente se le predice una expectativa de vida limitada y se le somete a varias intervenciones quirúrgicas y químicas. Cada una de esas intervenciones puede producir otros choques y añadir dificultades.
De hecho, los tumores cerebrales no existen; las células cerebrales no son capaces de multiplicarse, solo el tejido glial lo puede hacer (el tejido conectivo del cerebro), par facilitar reparación. Las metástasis tampoco existen. Lo que hay son cánceres y onco-equivalentes que obedecen las mismas reglas, cada uno de ellos asociado con un FH y sus desarrollos correspondientes en los órganos. A decir verdad, no existe mecanismo alguno para que las células cancerosas puedan viajar en el cuerpo de un lugar al otro, ni tampoco mecanismo que permita que el cáncer de un tejido aprenda a mutar y producir el cáncer preciso y correcto, histológicamente distinto, apropiado para otro tejido. Como todo oncólogo sabe, cada órgano, tejido, capa o grupo de células muestran tipos muy específicos de crecimientos o lesiones, porque son histológicamente bien diferentes. La teoría de la célula ambulante no sería capaz de explicar los cambios precisos necesarios para explicar cada caso.
Como algunas de las supuestas “metástasis” estaban localmente cerca del pecho amputado, comúnmente se creía (hipótesis de trabajo) que las células cancerosas de alguna manera habían viajado a la nueva ubicación. Estos focos locales eran designados como “metástasis próximas”. Cuando el apropiado FH se encontraba en el cerebro, se suponía que las “células malignas” habían viajado al cerebro flotando en la sangre (arterial). A estos focos se los llamaba “metástasis distantes”. Estas hipótesis se convirtieron en dogma a pesar de que jamás fuera observada una célula cancerosa en el flujo sanguíneo.
Hay otra dificultad a sobrellevar en el caso de las úlceras y las necrosis: ¿de dónde es que salen las “células malignas” puesto que en pérdida celular no las hay? Siempre buscábamos un tumor primario del tipo cerebro antiguo (otra hipótesis) que pudiera coger el rol de “foco” primario. Sin embargo jamás se tomaba conciencia de que las úlceras o necrosis esencialmente benignas de los varios órganos (por ejemplo la úlcera estomacal) de repente se hacían “malignas” (en la fase PCL) como si por mala suerte. Continuando las hipótesis de esta manera, las “osteólisis” benignas metastáticas de repente se convertían en rabiosos osteosarcomas “malignos”.
En resumen, los descubrimientos del Dr. Hamer pueden presentarse de la manera siguiente:
1. La primera Ley Biológica:
La Regla Férrea del Cáncer
Criterio 1: Cada cáncer u onco-equivalente comienza con un DHS (Dirk Hamer Síndrome)vale decir un shock
muy difícil
hiperagudo, dramático y
aislante
La experiencia del shock es simultánea o virtualmente simultánea en los tres niveles:
1. en la psique
2. en el cerebro
3. en el órgano
Criterio 2: El contenido del conflicto en el momento del DHS determina la localización del FH en el cerebro así como la localización del cáncer u onco-equivalente en el órgano (cuerpo).
Criterio 3: El desarrollo del conflicto condiciona el desarrollo específico del FH en el cerebro y el desarrollo particular del cáncer o enfermedad onco-equivalente en el órgano.
2. La segunda ley biológica:
Toda enfermedad conocida por la medicina, suponiendo que haya una resolución del conflicto, es un acontecimiento bifásico.
De los varios centenares de enfermedades que se conocen, encontramos que aproximadamente la mitad de ellas presentan extremidades y periferia frías mientras la otra mitad, las enfermedades cálidas, muestran a los pacientes con extremidades cálidas, con fiebre en la mayoría de los casos. De manera que en realidad hay solamente alrededor de 500 pares: al principio (después del DHS) una fase fría, conflicto-activa, simpaticotónica; y después, una fase cálida, de conflicto resuelto, vagotónica, de curación. Este esquema bifásico de las enfermedades es una ley natural biológica.
Todas las enfermedades que conocemos (salvo heridas traumáticas producidas por accidentes, envenenamientos, etc.) siguen este curso – siempre y cuando haya resolución del conflicto. Si miramos hacia el pasado nos damos cuenta que la práctica médica tradicional falló en identificar correctamente ni una sola enfermedad. La fase de curación (gripe, resfrío p.ej.) de las enfermedades frías era ignorada o considerada como una enfermedad independiente, mientras que la primera fase de una “enfermedad cálida” había pasado desapercibida o se había considerado como enfermedad individual.
Los pacientes con enfermedades frías exhiben extremidades frías, manifiestan estrés permanente, pierden peso, les es difícil dormirse y muestran desórdenes del dormir. Como ejemplos tenemos el cáncer, la esclerosis múltiple, angina de pecho, neurodermatitis, diabetes y los problemas mentales y desequilibrios de estados de ánimo, etc. Entre las enfermedades cálidas, especialmente las de naturaleza exantémica estaban las que habíamos definido como reumáticas, infecciosas, alérgicas, etc.
Ahora es necesario llegar a la conclusión de que todo esto no era correcto. Estas enfermedades frías y cálidas no eran enfermedades individuales sino una de las dos fases de una enfermedad. Es más, la fase fría es siempre la primera y la cálida siempre la segunda.
3. La tercera Ley Biológica:
El sistema ontogénico de los tumores y enfermedades onco-equivalentes incluye los siguientes criterios:
Criterio 1:
Los conflictos que están vinculados en el ámbito embrionario también tienen
-relés cerebrales vinculados en el ámbito embrionario
-en casos de conflicto exhiben FH
-órganos afectados vinculados en el ámbito embrionario que exhiben
-formaciones histológicas vinculadas en el ámbito embrionario.
Criterio 2:
Los conflictos dirigidos por el cerebro antiguo (endodermo dirigido por el tronco cerebral y mesodermo dirigido por el cerebelo) exhiben multiplicación celular en fase de conflicto activo (fase ca) y destrucción o caseinización de los tumores con la participación de los microbios adecuados, si es que existen, en la fase de curación (fase pcl). Los conflictos dirigidos por el cerebro (órganos mesodérmicos dirigidos por la médula cerebral y órganos ectodérmicos dirigidos por la corteza cerebral) manifiestan disminución celular en la fase ca (necrosis, úlceras) o meramente pérdida funcional para las enfermedades así llamadas onco-equivalentes.
Criterio 3:
Con referencia a la fase ca y la fase pcl, cada enfermedad es un evento con pleno sentido biológico que debe comprenderse en forma diferente con la ayuda de la embriología y la ciencia del comportamiento. Esto significa que cada enfermedad representa un desafío especial con una estrategia para la resolución de un problema biológico específico.
4. La cuarta Ley Biológica:
Existe una correspondencia entro los órganos vinculados en el ámbito embrionario – sin excepción alguna en la fase pcl – con los grupos de microbios vinculados a estas capas embrionarias. Los microbios no son los que acarrean los síntomas sino más bien optimizan la fase de curación.
El cerebro dirige a todos los microbios. El sistema inmune, que tradicionalmente se imaginaba como un ejército del cuerpo luchando contra las células cancerosas malignas y los malvados microbios en una gran batalla, no existe en este sentido. Los patógenos siguen instrucciones del cerebro, se vuelven benignos y apatogénicos, retirándose a lugares en el cuerpo donde no causan molestias. Se llaman a la actividad solamente en fase pcl, y son enviados y activados exclusivamente a órganos específicos. Con nuestro pensar antibacterial e higiénico, hemos tratado de erradicar a estos trabajadores temporales de nuestro organismo. Hemos suprimido la tuberculosis, pero el coste ha sido que no podemos caseinizar tumores intestinales en la fase pcl ya que los bastoncillos acidificantes no se encuentran más en nosotros, y por lo tanto los tumores ya no pueden destruirse. Hemos ayudado a la cirugía y la oncología, pero hemos hecho un error médico y biológico.
El DHS incorpora el shock conflictivo agudo y dramático que nos pilló desprevenidos, así como el contenido del mismo conflicto, lo cual en su turno determina la localización del FH en el cerebro y también la localización del tumor canceroso o necrosis en el órgano. Sin embargo, aun más cosas pueden suceder en el momento del DHS: este es el momento en que se establecen los rieles sobre los cuales rueda el tren de los eventos una y otra vez en el período subsiguiente. El medio o las circunstancias que prevalecían durante el momento del DHS se convierten como en rieles que en forma asociativa repiten algunos de los elementos del conflicto de nuevo y de nuevo. Un profesor alergista una vez lo expresó de esta manera: “si es que pasaba por ahí una vaca, pues le coges alergia a las vacas; si, en cambio, te estabas comiendo una naranja, desarrollarás alergia a las naranjas.”
5. La quinta Ley Biológica "la quintaesencia"
El sentido biológico de cada programa especial de la naturaleza:
Podemos replantear esta ley así: cada programa especial de la naturaleza (par de enfermedades como descrito más arriba) tiene un significado biológico especial. Los españoles crearon un nuevo nombre para la Nueva Medicina Germánica; le llamaron La Medicina Sagrada; este poético nombre abarca el enorme e imponente significado de la quinta ley. La enfermedad no es un “error” sin sentido de la naturaleza o de la biología sino un programa especial creado por la naturaleza en el curso de millones de años de evolución que les permite a los organismos trascender el diario vivir para poder copar con situaciones de emergencia; son programas maravillosos, y, si los entendemos correctamente, le proveen al individuo y al grupo de un método para enfrentar circunstancias “fuera de lo ordinario”.
Podemos reaprender la humildad y comprender por vez primera que la naturaleza es ordenada, que cada una de sus ocurrencias tiene sentido incluso dentro del marco de la totalidad, y que aquellos eventos que hemos denominado “enfermedades” no son molestias absurdas que deben ser reparadas por magos. Tenemos derecho a apelar esta interacción de la naturaleza en el todo cósmico como “divina”. Antes del nacimiento de las grandes religiones, la profesión de médico siempre la asumía el sacerdote. La medicina, cuando se comercializó y decidió seguir el beneficio monetario, cogió un camino errado y despiadado, que será corregido por esta nueva toma de conciencia que estamos viviendo.
El no comprender la enfermedad como una organización secuencial de dos fases, generalmente opuestas, ha prevenido que pudiéramos entender el “significado” de estos programas, y su esencial “benignidad”. Algunos ejemplos: el cáncer de huesos es la fase de recuperación de la necrosis ósea que acompaña a muchos conflictos de auto-desvalorización. Durante la fase de pérdida celular (osteólisis), hay pérdida de hueso y de estabilidad estructural. Cuando el conflicto se resuelve, la anemia previene que uno se ponga muy activo, reduciendo así la posibilidad de quebrarse un hueso. En la etapa de recalcificación, que generalmente se diagnostica en forma equivocada como cáncer óseo, se implantan la anemia persistente, los dolores del periostio y la etapa de leucemia. Todas ellas tienen la utilidad práctica de inmovilizar al cuerpo hasta que se complete la curación y cese. (¡Sin tratamiento, el así llamado cáncer de huesos para naturalmente cuando el hueso se ha rellenado y se ha hecho más fuerte que antes!) Así, la fase de resolución le da al individuo una mejor chance de supervivencia, mientras que la fase anterior a la resolución debilita al organismo mejorando las posibilidades para el grupo o manada: ¡La naturaleza toma muy en serio los conflictos de auto-desvalorización!
Otro ejemplo:
En un conflicto de pérdida de territorio, la capa íntima de la arteria coronaria se ulcera (es la capa interior de la arteria que suple de sangre al corazón mismo). Eso le permite al individuo un lumen mayor de los vasos sanguíneos, permitiendo bombear mayor cantidad de sangre al cuerpo. Este proceso continúa durante la fase de actividad del conflicto. En la fase de curación, como en todo tipo de curación en la biología, hay hinchazón. En el caso de resolución de un conflicto territorial, existe alto riesgo de un infarto fatal si es que el conflicto ha durado más de seis a ocho meses. La naturaleza nos ha provisto de constelaciones de conflictos, en las cuales un conflicto es mantenido en jaque por la presencia de otro conflicto localizado en el hemisferio cerebral opuesto. Los lobos locos en el mundo animal, así como los esquizofrénicos en el contexto humano tienden a sobrevivir en circunstancias en que otros casi no tienen posibilidad. La naturaleza los protege usando el mismo mecanismo que en otros casos puede matar. El papel del terapeuta es de asistir el proceso de curación y antes que nada, de comprenderlo correctamente.
La Nueva Medicina Germánica del Dr. Hamer es empírica y comprobable en cada detalle: hay tres niveles en los cuales los eventos transcurren sincrónicamente, hay dos fases de la enfermedad (siempre que el conflicto se resuelva), también hay una fase de salud normal antes de la simpaticotonía así como una fase de volver a la normalidad después de la vagotonia – la fase de curación – esta última puede dejar cicatrices en el ámbito psíquico, cerebral y orgánico lo cual distingue a la normalidad posterior del estado normal “virginal” anterior.
Tenemos por lo tanto no solamente las cuatro divisiones entre las fases mencionadas, en cada uno de los tres niveles, pero también tres puntos demarcadores (el DHS, la CL y la crisis epileptoide) en los dichos tres niveles; todo esto nos da 21 criterios comprobables en el marco de cinco leyes biológicas.
¡Como las cinco leyes biológicas en conjunto contienen al menos seis criterios – el histológico, el cerebro-topográfico, el órgano-topográfico, el del contenido del conflicto y el microbiano – se nos hace posible estudiar los tres niveles en detalle y obtener 126 aseveraciones negables y reproducibles en cada caso específico!
La regla más importante para todos estos cálculos es que la ubicación del FH en el cerebro está predeterminada. Esto significa que el relé – uno de varios centenares de relés posibles – ya ha sido establecido. Para este relé, en el caso de una enfermedad, el FH debe tener una apariencia específica que corresponde a la fase apropiada. La probabilidad de encontrar pruebas para un caso específico luego se hacen astronómicamente altas. Todos los pacientes en los experimentos que se condujeron en Trnava (Eslovaquia), donde se evaluó la Nueva Medicina Germánica en cuanto a cuán comprobable es, mostraban cánceres múltiples, parálisis, diabetes o equivalentes, y, para cada caso, todas las condiciones y criterios debían ser satisfechos.
Tiene que surgir un cambio radical en la práctica terapéutica y en la forma de intervenir médicamente. Lo primero que este sistema nos muestra es que no hay enfermedad que tenga que ser fatal. La segunda es la necesidad de manejar el shock conflictivo biológico que produjo el primer DHS que en este momento se muestra activo. Hay casos en que es necesario prestar atención a la fase de curación y contrarrestar los riesgos que proceden de los procesos de reversar y de las fases infecciosas que ocurren hacia el final de la curación.
El conflicto biológico pues se define de este modo:
Es cualquier conflicto de una persona o mamífero que resulte en un DHS. Desde un punto de vista meramente evolutivo, los conflictos biológicos pueden identificarse como conflictos arcaicos, y en principio son análogos par las personas y los animales. Los animales experimentan estos conflictos en términos físicos, reales mientras que las personas a menudo lo hacen en un sentido transpuesto. Un animal de hecho encuentra un bocado que no se puede tragar, un trozo real de comida. Para una persona esto puede ser una moneda valiosa o un número de la lotería.
Todos los relés del tronco cerebral tienen que ver con conflictos relacionados con el trozo (a ingerir); cogerlo, tragarlo, digerirlo, poderlo separar de la mugre que lo envuelve, etc.
Otro ejemplo es el cáncer de los túbulos colectores renales, avisando al organismo de la posibilidad de secarse – por ejemplo en casos de conflicto de “refugiado”, especialmente “aislamiento existencial”, en estos casos la orina se vuelve muy concentrada.
La Nueva Medicina Germánica ha tenido mucho éxito en comprender el organismo, en su capacidad de diagnosticar y en su disciplina terapéutica. Pero desgraciadamente este éxito ha sido percibido como amenaza por los profesionales establecidos. Va a ser necesario superar muchos obstáculos antes de que los pacientes mismos puedan beneficiarse de todos estos adelantos.
Implicaciones y descubrimientos comprobables de la Nueva Medicina Germánica:
Las alergias:
En el momento del DHS, tanto las personas como los animales inconscientemente están al tanto de las circunstancias que prevalecen durante el DHS. Estas mismas circunstancias luego generan las así llamadas alergias.
Tumores inactivos:
La mayoría de las veces, los pacientes llegan con una multitud de síntomas o incluso diagnosis al en el ámbito orgánico, en cuyo caso es preferible comenzar con este ámbito. Evidentemente los síntomas orgánicos deben ser evaluados con gran cuidado puesto que existe la posibilidad encontrar accidentalmente cánceres antiguos, que no hayan sido caseinizados en la fase curación por falta de bacterias tuberculosas. Por ejemplo, un carcinoma solitario del hígado es fácil de descubrir hoy en día con TAC-s si el paciente se queja de molestias hepáticas, especialmente de molestias ulcerativas de los tubos biliares.
Los focos cerebrales (FH)
De hecho, uno puede comenzar con cualquier nivel, y no debería tampoco uno limitarse a uno solo a menos de estar forzado por las circunstancias. Como el nivel cerebral es muy expresivo y revelador en el momento del examen siempre es posible llevar a cabo un TAC cerebral en capas tradicionales (dura 4 minutos y la irradiación X es mínima). Tenemos que tener en claro que el cuadro con TAC solamente representa un momento específico, por ejemplo puede mostrar un evento anterior al evidenciar acumulación de tejido cicatricial. También muestra un nuevo DHS siempre y cuando el conflicto haya sido continuo y se haya mantenido en fase de conflicto activo.
La conflictolisis (resolución del conflicto).
La conflictolisis (resolución del conflicto) es un punto particular que no debe ser ignorado, a pesar de que hasta ahora lo ha sido, con resultados fatales. El cambio de inervación vegetativa de la simpaticotonía perdurable a la vagotonia perdurable se efectúa con un poderoso ataque psíquico, cerebral-vegetativo y orgánico. En el ámbito orgánico frecuentemente diagnosticamos fiebre, gripe o resfrío.
Cada enfermedad tiene su conflictolisis (CL) muy específica. Hamer piensa que en el futuro, para las enfermedades monocíclicas (enfermedad única, no combinada con otro DHS) se va a hacer fácil encontrar la CL. Será más difícil cuando la situación sea un “conflicto pendiente”, donde (aun) no hay CL. Un ejemplo de “curación pendiente” es la enfermedad de Parkinson, en la cual el temblor (más que nada de las manos) significa una fase de curación, pero el paciente sufre recaídas en sueños, en la mayoría de las noches.
El paciente está en un estado de curación:
Los síntomas externos son: manos cálidas, desgano y fatiga, buen apetito, con el tiempo posiblemente fiebre, vagotonia perdurable. Al momento que el doctor determina que el paciente está en la fase de curación , todos los engranajes en su cerebro deben trabajar a sobre-tiempo para descubrir cuanto antes en que fase de la etapa de curación está el paciente. Debe identificar cuanto antes el momento exacto del DHS y establecer la duración del conflicto para poder contestar las preguntas siguientes:
¿Se encuentra el paciente antes, sobre o después de la crisis epiléptica/epileptoide? ¿Para esta enfermedad, tiene la dicha crisis alto riesgo de mortalidad? ¿Si se trata de una enfermedad dirigida por el cerebro antiguo, sufre el paciente de una tuberculosis o habría que tratar de inducir tal infección?
Es posible por otro lado, que la curación del paciente esté ya muy avanzada, y específicamente sin bacterias tuberculosas. En el caso de un cáncer intestinal por ejemplo, una operación puede ser aconsejable para evitar obstrucción intestinal. Sin embargo uno debe extirpar el mínimo en tal operación; no más de 15 cm del intestino grueso, ó, si es técnicamente posible, sin riesgo de hemorragia, recortar el tumor. Se ha probado que el lema de antaño de hacer una incisión que penetre profundamente dentro del tejido sano para evitar posibilidades de metástasis es infundado y absurdo.
Los tumores cerebrales:
Ambas fases tienen su FH en el mismo lugar del cerebro pero muestran condiciones distintas: una así llamada configuración de “anillos de tiro al blanco” en la fase de conflicto activo, siempre con crisis demarcadas; y en la fase de resolución de conflicto (fase pcl), como hinchazón. La hinchazón o edema del anillo interior se llama “intra-focal”, y el edema del exterior se denomina “peri-focal”. Son estas sin embargo apelaciones vagas para algo que en sí mismo es claro. Desde el principio de la fase de curación, se hace posible normalmente teñir el cerebro hasta cierto punto usando anilinas especiales. Al final de la fase de curación encontramos (neuro)glia en el FH que está almacenada allí como señal de la restauración de los nervios y sinapsis. Estos (neuro)gliomas, básicamente inocuos, pero que fácilmente se tiñen con las anilinas en este estado, generalmente se han designado como tumores cerebrales o metástasis, pero de verdad solamente son FH en estado final de curación.
Enfermedades cáncero-equivalentes u onco-equivalentes:
Para el cerebro antiguo no hay onco-equivalentes, sino solamente cánceres y una fase de curación posterior a la resolución del conflicto en la cual el tumor cesa de crecer y los hongos y micobacterios, si los hay, comienzan a destruirlo.
Los órganos dirigidos por el mesodermo cerebral (huesos, cartílagos, nódulos linfáticos, etc.) no tienen onco-equivalentes tampoco, sino solamente cánceres en la forma de necrosis, osteólisis, agujeros en los tejidos, ó, en resumidas cuentas; disolución o degeneración de células, y, en aquellos casos positivos, donde hay resolución del conflicto, una fase de curación con rellenar de las deficiencias de sustancia.
Solamente se encuentra enfermedades onco-equivalentes en las enfermedades dirigidas por el ectodermo de la corteza cerebral, y aun allí, solamente una parte de esos órganos las exhiben. Sin embargo, hay muchas.
La definición estipula:
Las enfermedades onco-equivalentes son enfermedades ectodérmicas dirigidas
por la corteza cerebral que transcurren precisamente de acuerdo a las cinco
leyes biológicas naturales, pero en vez de manifestar deficiencia celular
o del parénquima (específicamente en vez de disolución
celular) exhiben pérdida de funcionamiento. Las parálisis motrices
caen en esta categoría, así como la diabetes, la insuficiencia
de glucagon así como las pérdidas visuales y auditivas unidas
a sus conflictos correspondientes. Tienen FH en el cerebro y, si ocurre una
resolución de conflicto, fase de curación con sus síntomas
y complicaciones (a veces fatales).
Restablecimiento de función:
Incluso si las células del órgano no se disuelven durante la enfermedad onco-equivalente, desde cierto punto de vista parecen cambiar así como los centros cerebrales correspondientes (FH) (p.ej. insuloma en el páncreas o insuficiencia de glucagon). A pesar de estos cambios e incluso tras años de conflicto, estas células parecen ser capaces de volver a la funcionalidad después de la resolución del conflicto.
El sistema ontogénico de los microbios:
El Dr. Hamer afirma que la biología de los humanos y de los animales ni carece de sentido ni tampoco de principios sistemáticos; no existen los desarrollos cancerosos al azar, ni tampoco los microbios accidentales que aparecen por casualidad. Sus investigaciones han descubierto las siguientes leyes naturales:
1. La categorización de los microbios: hongos - bacterias - virus – corresponde a su edad filogenética: los más antiguos son los hongos, después las bacterias y filogenéticamente los más jóvenes son los virus.
2. La categorización ocurre conforme a la capa germinal correspondiente a los órganos en que funcionan:
* a) los hongos y micobacterios trabajan en los órganos endodérmicos
dirigidos por el tronco cerebral
* b) los micobacterios y bacterias trabajan en los órganos mesodérmicos
dirigidos por el cerebelo y las bacterias trabajan en los órganos mesodérmicos
dirigidos por la médula cerebral
* c) los virus trabajan exclusivamente en los órganos ectodérmicos
dirigidos por la corteza cerebral.
3. Todo microbio, sin excepción se pone activo exclusivamente en la segunda fase, la fase curativa, empezando con la resolución del conflicto (CL) y terminando al completarse la fase curativa; no trabajan antes ni después. Antes existen como organismos apatogénicos. Durante la fase de curación se les puede considerar patogénicos, y después de la fase de curación, nuevamente apatogénicos.
4. Todos los microbios son más o menos especializados, no solamente desde el punto de vista de los órganos en que trabajan, sino también en el método y estilo de actividad.
* a) Los hongos y los micobacterios son como un equipo de destrucción, vale decir destruyen directamente los tumores dirigidos por el tronco cerebral (adeno-carcinomas) y los tumores mesodérmicos dirigidos por el cerebelo (carcinomas adenoides); más precisamente: caseinizan tumores controlados por el cerebro antiguo empezando en el momento de la CL, si es que esta ocurre. Durante la normotonía, la fase ca, simpaticotónica y nuevamente en la recobrada fase de normotonía (al final de la curación), son apatogénicos, luego inofensivos. ¡De la misma manera, son apatogénicos para todos los demás órganos!
· b) Las bacterias funcionan como un equipo de limpieza para los órganos dirigidos por el mesodermo cerebeloso y los órganos mesodérmicos dirigidos por la médula cerebral, vale decir, trabajan en la totalidad del ámbito del mesodermo, pero con función que se puede diferenciar. Destruyen los tumores adenoideos del mesodermo cerebeloso, pero reconstruyen las disoluciones celulares de los órganos dirigidos por el mesodermo medular, tales como necrosis (osteólisis, etc. – con supuración, granulación, cicatrización). Su trabajo también comienza con la CL y termina al finalizar la fase de curación, específicamente cuando comienza de nuevo la normotonía.
· c) Los virus simplemente son trabajadores de construcción o de reconstrucción. Pueden ocasionar hinchazones serias durante el rellenar de úlceras o pérdidas de sustancia para los órganos dirigidos por la corteza cerebral. Como otros microbios, solamente son activos durante la fase de recuperación, En el caso de úlceras del epitelio escamoso, la curación es mediada por virus, así como en órganos tubulares (bronquios, arterias y venas coronarias, los conductos del arco branquial del cuello, los conductos lácteos o los conductos hepáticos) que sufren obstrucción temporal debido a la hinchazón. En principio lo mismo ocurre pero en forma menos drástica cuando no hay virus, tal como en la hepatitis no viral.
5. Los microbios, nuestros auxiliares y compañeros, son dirigidos por el cerebro. Los microbios han trabajado por nosotros, no en contra nuestra, como fieles servidores durante los billones de años de la evolución.
La terapia:
Como se ha explicado más arriba, el Dr. Hamer ha integrado un sistema de diagnóstico y terapia de enorme éxito. Y aunque este sistema vuelve a la medicina tradicional “patas arriba”, no invalida muchas de sus prácticas o la mayor parte del conocimiento que ha sido acumulado. Lo que ahora tenemos es una comprensión lógica de los vínculos en todo este conocimiento así como conclusiones que son de apoyo para los pacientes.
La TAC del cerebro de un paciente en capas estándar actualmente es uno de los métodos de diagnosis más poderosos. Así equipados, los pocos médicos que practican o están autorizados para practicar la Nueva Medicina Germánica pueden deducir el estado presente en la situación de una persona. El diálogo subsiguiente entre la persona y el terapeuta puede llevar a lograr la resolución de aquellos conflictos que aun se mantienen activos.
En cuanto a las situaciones que surgen con la resolución del conflicto, en la fase de curación, el médico será capaz de determinar la seriedad de la fase de curación y la crisis que durante ella ocurre, y podrá dar ayuda terapéutica durante esta fase y para mitigar los peligros que implica. Tanto la medicina como las terapias alternativas están bien aperadas para ayudar en estas etapas, intentando restituir la salud al organismo con la intervención mínima necesaria para auxiliarlo en situaciones de peligro vital.
Es fundamentalmente importante que el paciente entienda la forma en que el organismo funciona realmente, y el cómo cooperar con su terapeuta-amigo para lograr recobrar la salud.